domingo, 29 de enero de 2012

Capítulo XXXVI. Fracaso. Del mal suceso que desembocó en caída de altos vuelos, y de cómo algunos mandatarios calculan riesgos e inversiones con mediocridad manifiesta, pagando por sus errores los ciudadanos contribuyentes.

Nada hay tan bajo como el ánimo derrotado. Salvo, quizás, la chapuza consumada.
Pólvora del rey, se utilizó en esta andanada. Pero el rey no fue majestad, sino tú y yo; tu padre y el mío. El rey es ese pedazo de presente que, por negligencia, están negando a vuestros hijos.

La tempestad se desató en el cielo haciendo naufragar aviones de papel.

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