domingo, 19 de julio de 2015

Capítulo 1.433, Incongruencias

Artículo y chiste para http://salamancartvaldia.es/
Caen cuatro gotas en la calle. Gordas, pero cuatro. De esas que en lugar de refrescar hacen que el bochorno se intensifique y te sientas peor.

Para no mojarnos, pedimos otra ronda en el bar de Emilio y nos ponemos a charlar de todo y de nada, desganados, como el tiempo.

Surge entonces el tema de los impuestos, que si los subo cuando me interesa, que si los bajo porque me da la gana. Incluso Emilio nos da la razón: juegan con nosotros. Con nuestros sentimientos, con nuestra economía, con el hambre, con el miedo… Con el hambre y el miedo de nuestros hijos.

Si pudiésemos, mandaríamos a la porra a Rajoy y a todos sus prebostes. Si pudiéramos, viviríamos al margen de ellos, tratando de mantener la coherencia que les falta. Pero no nos dejan. Nos encierran en rediles donde nos pastorean a los pastos que se les antoja. Hoy, ración de tallos verdes. Mañana y pasado (y el otro y el otro, como ayer y anteayer) tallos de cardo seco. Cardo mariano, eso sí, pero duro y seco.

Nuestra economía se rige por el calendario. Por el calendario electoral. ¡Qué asco! ¡Qué peste!
Nuestros dirigentes no dirigen: se lucran, nos roban, nos estafan. Y les dejamos.

Ha parado de llover. Pedimos otra ronda para celebrarlo. La caña me sabe rica: me refresca. Sonrío. Para frescos, frescos (me traiciona el subconsciente), los mariano’s boys.

Al ir a dejar el pipo de una aceituna en el plato, se me cae al suelo. Estoy pesado y torpe. Torpe, como si fuese el ministro de economía.



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