domingo, 16 de febrero de 2014

Capítulo 912. "La justicia no es ciega"

Para salamancartv.com
La justicia no es ciega.

Como un eco tonto, runruneaba la tele del bar acerca de no sé qué de la justicia universal y de un presidente chino que dice que su país es muy sensible a los asuntos del Tíbet.

Como un eco tonto, resonó en mi cabeza la idea de que, para sensibilidades, las del pueblo tibetano masacrado por una dictadura comunista y asesina que asesina gentes para anexionarse territorios e imponer su causa (triste causa la exigida por la fuerza de las armas).

Como un eco tonto, machacón y repetitivo (machacón y repetitivo, machacón y repetitivo) me encontré al presidente español aliado con el dictador comunista y asesino, impidiendo que los crímenes de su antecesor sean juzgados en España. Como si el dolor entendiera de fronteras, como si la muerte se detuviese por cuestiones de visados.

Además de a los tibetanos (allí, en China o en el Tíbet) han asesinado a la justicia universal (aquí, en España). Ambos crímenes se agazaparán entre sábanas de olvido. No serán castigados (al menos a medio plazo).

El dinero que va corrompiendo aún más al comunismo chino; las inversiones chinas que tientan tanto a la oligarquía española, han hecho que la justicia mire hacia otro lado. Obligada, obligada, obligada.

La justicia en España no es ciega, ni sorda, ni muda. La justicia, en España, mira hacia otro lado, lleva auriculares y escucha a toda pastilla el último éxito en MP4, y no habla. No habla, porque cada vez que abre la boca la envenenan.

Como un eco tonto pedí un vino. Emilio, el camarero, agobiado porque era hora punta lo sirvió sin cruzar una sola palabra conmigo.

Como un eco vacío, en la tele escuché algo de un mechero y de un tal Ronaldo.
Pena por el Tíbet. Llanto por España.


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