lunes, 25 de mayo de 2015

Capítulo 1.383. ¿Vientos de cambio?

Artículo y chiste para http://salamancartvaldia.es/
Nos juntamos en el bar de Emilio para seguir en la tele el resultado de las elecciones. He pedido cerveza. No me atrevo con vino por miedo a que se me agrie en cualquier momento y, la verdad, creo que he acertado.

Se me escapan los motivos que tienen mis vecinos para, con sus votos, alimentar una política que no entiendo, que no comparto, que no ha hecho más que traernos miseria y miedo. Miedo a perder el puesto de trabajo, miedo a no llegar a fin de mes, miedo a que nuestros hijos no tengan las mismas oportunidades que los hijos de los que más tienen.

El vino me habría sabido dulce en Barcelona, en Coruña, en Madrid… Pero no en mi comunidad donde los vientos de cambio son escasos, ni en mi patria chica, Salamanca, donde el “más de lo mismo” se convierte en letanía que se repite de forma machacona, sin que la gente sepa lo que dice, como en la misa dominical se balbucean respuestas de forma monótona y sin sentido.

Algunos ven en el horizonte el fin del bipartidismo. Yo sólo acierto a ver los muros que han creado las izquierdas, su incapacidad de diálogo en muchos sitios, los kilos de papeletas electorales con nombres diferentes aunque las ideas sean parecidas. Y me da rabia.

No ha ganado la derecha. Han perdido las izquierdas. Han perdido aunque Esperanza Aguirre pase a ser recuerdo. Han perdido aunque Cospedal se vea entre la espada y la pared.

Estas son las ocasiones desperdiciadas, las oportunidades perdidas, los gritos ahogados.

En el bar Emilio calla porque no tiene nada que celebrar. Su partido ha obtenido pésimos resultados. Tampoco yo brindo. Lo que veo, no me gusta. Lo que intuyo… Pido una pinta de cerveza: prefiero estar anestesiado por si lo que intuyo no me gusta.

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